40>>AYUDA AL POBRE FUMADOR






AYUDA AL POBRE FUMADOR QUE SE HA QUEDADO EN EL BARCO QUE SE HUNDE

Últimamente los fumadores tienen miedo. 
Se dan cuenta de que la sociedad está cambiando. Ahora hasta los mismos fumadores ven el hábito de fumar un hábito antisocial. Ven que todo se acaba. Millones de personas están dejando de fumar, y los fumadores lo saben.



El barco se hunde, y cada vez que un fumador lo abandona, los que quedan a bordo se sienten más desgraciados. Al principio era imprescindible que el tabaco tuviera una gran aceptación social, porque todos los fumadores saben que es absurdo envolver unas hojas secas en un papel, enchufarte el aparato en la boca, prenderle fuego y aspirar unos alquitranes cancerígenos. Y encima cuesta dinero. Si todavía no crees que es tan estúpido, haz la prueba de meterte un cigarrillo encendido en la oreja. 


¿Cuál es la diferencia?
Sólo una: por la oreja no consigues tu dosis de nicotina. 
Si dejas de metértelos en la boca dejarás de necesitar la nicotina.


Los fumadores no encuentran ninguna justificación racional que explique por qué lo hacen, pero si lo hace todo el mundo no se sienten tan ridículos.


Los fumadores mienten como bellacos cuando hablan de su hábito. Mienten incluso a sí mismos. Tienen que mentir. El “lavado de cerebro” es necesario si quieres conservar tu dignidad. Tienen que justificar el hábito, no sólo a sí mismos, sino también a los no-fumadores. Siempre están defendiendo las ventajas ilusorias del fumar.


Si un fumador deja de fumar por el Método de la Fuerza de Voluntad, se siente privado y tiende a deprimirse. No para de decir: “Ay, lo que me apetece un cigarrillo ahora”. Esto sirve para asegurar a los fumadores de que tienen razón en seguir fumando.


Si el ex-fumador logra quitarse el hábito de verdad, simplemente se alegra de no tener que gastar dinero para poder asfixiarse. Pero como es una cosa negativa, como él no tiene nada que justificar, no está todo el tiempo diciendo que es una maravilla no fumar. Sólo lo dirá si alguien se lo pregunta, cosa que ningún fumador hará porque sabe que no le gustará la respuesta. Recuerda que siguen fumando por miedo, y prefieren esconder la cabeza.


El fumador sólo hace esa pregunta
 cuando se da cuenta de que es hora de dejarlo.


Ayuda al fumador. Quítale sus miedos. Cuéntale lo estupendo que es no tener que asfixiarse todos los días. Lo maravilloso que es levantarse por las mañanas y sentirse sano, en lugar de ponerse a toser y escupir. Lo fantástico que es ser libre de esa esclavitud, poder disfrutar de todas las cosas de la vida, haberse librado de esas sombras negras.




Mejor todavía: que lea este BLOG.




Es importante no hacerle sentirse discriminado, no estar siempre diciéndole que está contaminando la atmósfera o que es una persona sucia. Muchos creen que el ex-fumador es el más agresivo en este sentido. Yo creo que hay algo de eso, y que quizás sea uno de los resultados del Método de la Fuerza de Voluntad: el ex-fumador, aunque se alegra de ser no-fumador, está todavía bajo la influencia del “lavado de cerebro” porque todavía cree que ha sacrificado algo. Se siente vulnerable, y para defenderse pasa al ataque. Puede que así se ayude a sí mismo, pero no ayuda al fumador. Lo único que consigue es ponerle a la defensiva, hacerle sentirse más desgraciado todavía, y aumentar su necesidad de fumar.


Aunque la razón principal por la cual millones de personas dejan de fumar es esta revolución social y la pérdida de la aceptación social del hábito de fumar, esto no hace que sea fácil dejarlo, sino todo lo contrario. La mayoría de los fumadores cree que deja de fumar por motivos de salud, pero estricta verdad es otra. Evidentemente, el no correr el enorme riesgo de enfermedad y muerte es el mayor beneficio tangible del dejar de fumar: pero este enorme peligro siempre ha existido y los fumadores han sabido siempre que se estaban matando, sin que ello le pareciera importar. La verdadera razón por la cual tantas personas dejan de fumar ahora es porque la sociedad por fin empieza a tratar el fumar como lo que es: adicción a una droga. El placer de fumar siempre ha sido una mera ilusión, y como la hostilidad social destruye la ilusión, el fumador se queda sin nada.


Hace poco se prohibió fumar en los trenes y en las estaciones del Metro de Londres. Los fumadores adoptaron una de dos posturas:


“Muy bien, si no puedo fumar en el Metro, me buscaré otro medio de transporte”. Con esta actitud la prohibición sólo sirve para quitarle dinero a la empresa de transportes urbanos.
“Estupendo, esto me va a ayudar a fumar menos”. Resultado: en lugar de fumarse dos cigarrillos diarios en el Metro el fumador se aguanta sin fumar durante una hora. Durante este periodo de  abstinencia obligada, creerá que hace algún tipo de sacrificio, esperará su recompensa final, y su cuerpo estará reclamando su dosis de nicotina, de forma que cuando sale del Metro y puede encender un cigarrillo, ¡qué bien le sabe!


El caso es que estas abstinencias obligadas no suelen reducir el consumo total de cigarrillos, porque el fumador fuma más cuando se le permite. Lo único que se consigue (aparte de proteger al no-fumador) es grabar en la mente del fumador la enorme importancia que tienen para él los cigarrillos, y su dependencia. Una de las mayores hipocresías es la actitud de nuestra sociedad hacia las mujeres embarazadas. Permitimos que se bombardee a los jóvenes inocentes con publicidad masiva hasta que se enganchen, y luego, justo en el momento de más estrés en la vida de una chica, justo en el momento en que más siente la necesidad de fumar, la profesión médica se lo prohibe por los riesgos que puede suponer para el niño. Las que no aceptan este chantaje (porque no pueden) padecen luego un complejo de culpabilidad que les puede durar toda la vida. Muchas dejan de fumar y se alegran de tener la oportunidad. 


Piensan: “Estupendo, haré esto por el niño, y al cabo de nueve meses estaré curada y ya no tendré que fumar”. Entonces viene el momento de más estrés de su vida, con el miedo y el dolor del parto, seguido del momento más feliz de su vida: ha llegado sano y salvo un hermoso niño. Es justo en estos momentos cuando se dispara el dispositivo psicológico. Parte del “lavado de cerebro” sigue allí, y al momento de cortar el cordón umbilical, la chica ya está deseando meterse un cigarrillo en la boca, cosa que por supuesto hará en cuanto pueda. Se olvida el horrible sabor en la alegría del momento. Desde luego no piensa engancharse otra vez. “Un pitillo sólo. Sólo uno”. Demasiado tarde. Ya se ha enganchado. Ha vuelto la nicotina a entrar en su cuerpo. Empezarán de nuevo las viejas ansias, y aún suponiendo que no se enganche inmediatamente, lo más seguro es que caiga durante la clásica depresión que sigue al parto.


Resulta curioso ver que aunque los heroinómanos son delincuentes ante la ley, nuestra sociedad ha tomado, con toda la razón, la actitud de “vamos a ver qué podemos hacer para ayudar a esta pobre gente”. Deberíamos tomar la misma postura hacia los fumadores. 


No fuman porque quieren fumar, sino porque creen que no tienen más remedio, y no mueren pronto como los heroinómanos, sino que tienen que aguantar años y años de tormentos físicos y mentales. 


¿No decimos que es mejor morir
 rápidamente que sufrir mucho?
 No envidies al pobre fumador
Lo que necesita es tu COMPASIÓN








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4 comentarios:

francis dijo...

Un estudio hecho por Médicos de la unidad de tabaquismo del hospital de Bellvitge, Barcelona (España), revela una influencia negativa del tabaco, parecido a la producida por el alcohol o las drogas que provocan impotencia.

Información sobre las hienas dijo...

Toda la razón.

Blog y anuncios dijo...

Si es muy dañino para el organismo, al igual que la azucar.

El reto del mono dijo...

Hola! para todos lo que estéis en lucha contra el tabaco dejo este granito de arena una comunidad gratuita de ayuda para dejar de fumar se llama: despidete de fumar. com
Mucha fuerza a todos compañer@s:) Juntos podemos! Felicitaciones al creador de este blog bravo!

Has Avanzado en Tu Meta de Dejar de Fumar???