¡No!
Una vez que haya muerto el monstruito Nicotinero
y que tu cuerpo haya dejado de pedir sus dosis de nicotina el “lavado de cerebro” desaparecerá y te encontrarás mejor preparado para afrontar los problemas de la vida, y también para disfrutar plenamente de los momentos de alegría.Sólo hay un peligro: los demás fumadores.
La idea de “lo ajeno siempre es mejor” es frecuente en muchos aspectos de nuestra vida, y es fácilmente comprensible. En el caso del fumar, donde las desventajas son mucho mayores que las ventajas,
¿por qué los ex fumadores
tienden a envidiar a los fumadores?
Después de todo el “lavado de cerebro” que empezó durante nuestra infancia, es comprensible que caigamos en la trampa al principio. Cuando nos damos cuenta de que estamos haciendo el primo, y cuando muchos conseguimos quitarnos el hábito,
¿Por qué caemos directamente en la misma trampa?
Por la influencia de los fumadores.
Suele ocurrir en las situaciones sociales, especialmente después de una comida. El fumador enciende su pitillo y el ex fumador siente la necesidad de hacer lo mismo. Es una anomalía muy curiosa, sobre todo si consideras los resultados de los análisis de mercado: además de que todos los fumadores, a pesar de que en sus retorcidos, drogodependientes y bien lavados cerebros están convencidos de que les gusta, desearían no haber empezado nunca.
¿Por qué, entonces, ocurre a veces que
el ex fumador envidia al fumador?
Hay dos motivos:
0 La idea de “un sólo cigarrillo”. Este concepto no existe. Deja de ver sólo ese momento aislado y míralo desde el punto de vista del fumador. Tú le envidias a él, pero él no se envidia a sí mismo, sino a ti. Empieza a observar a los demás fumadores. Son ellos, en realidad, los que más te pueden ayudar a no volver. Fíjate en la rapidez con que se quema el cigarrillo, en lo poco que tardan en encender otro. Verás no sólo que el fumador fuma sin darse cuenta de ello, sino también que hasta el acto de encender parece automático. Recuerda que no lo disfruta, que lo que ocurre es que no puede disfrutar de nada sin fumar.
Recuerda sobre todo que cuando se vaya, va a tener que seguir fumando. A la mañana siguiente, cuando se despierte con el pecho como un pozo séptico, va a tener que seguir asfixiándose. Tendrá que fumar la próxima vez que suba el precio del tabaco, la próxima vez que note un dolor en el pecho, el próximo Día Nacional del No Fumador, la próxima vez que vea sin querer la advertencia impresa en el paquete, la próxima vez que se hable del cáncer. Sufrirá la próxima que vaya a la iglesia, al hospital, a la biblioteca, al dentista, al médico, al supermercado, y la próxima vez que viaje en Metro. Viviendo entre no fumadores, tendrá que seguir pagando una pequeña fortuna por tener el privilegio de poder destruirse física y mentalmente. Toda una vida de suciedad, de mal aliento, dientes ennegrecidos; toda una vida de esclavitud, de destrozarse, de sombras negras al fondo de la mente. Todo esto, ¿para conseguir qué? Para intentar conseguir la ilusión de volver al estado en el que se encontraba antes de engancharse.
0 También hay un aspecto negativo que hace que los ex fumadores sientan la necesidad de fumar en estas ocasiones. Como el fumador hace algo (fumar) que el no fumador no hace, éste tiende a sentirse privado de algo. Métetelo en la cabeza de una vez que no es al ex fumador a quien se le priva, sino al fumador, que se pierde toda una vida de:
- SALUD
- VITALIDAD
- DINERO
- CONFIANZA EN SÍ MISMO
- PAZ MENTAL
- VALOR
- TRANQUILIDAD
- LIBERTAD
- RESPETO A SÍ MISMO.
Quítate el hábito de envidiar a los fumadores,
y empieza a verlos como lo que realmente son
""Pobres Seres Patéticos""
Yo lo sé; fui uno de los peores. Es por eso que estás leyendo este libro; y son precisamente los que no pueden enfrentarse con el problema, los que no tienen más remedio que seguir enganchándose, los más patéticos de todos.
No envidiarías a un heroinómano,
y no tienes por qué envidiar al pobre
adicto a la Nicotina.
TE TIENE QUE DAR LÁSTIMA.
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