Una vez que has elegido el momento,
ya estás preparado para fumarte ese último cigarrillo.
Antes de hacerlo, asegúrate de que cumples con los dos puntos esenciales:
¿Estás seguro que vas a poder?
¿Cuál es tu estado de ánimo?
¿Tienes una sensación de gran temor,
o piensas que vas a conseguir algo maravilloso?
Si tienes alguna duda, vuelve a leer el libro antes de lanzarte.
Cuando ya te sientas completamente dispuesto, fúmate el último cigarrillo. Hazlo completamente sólo, y no lo fumes de una manera automática. Concéntrate en cada aspirada, fíjate en el sabor y en el olor, en los humos cancerígenos que entran en tus pulmones, en los venenos que te taponan las venas y las arterias, en la nicotina que entra en tu cuerpo, y cuando finalmente lo apagas, piensa en lo maravilloso que va a ser no tener que hacerlo nunca más.
La alegría que se siente al liberarse de esta esclavitud es como si salieras de un mundo negro y tenebroso a otro lleno de luz y calor
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