Es falsa la idea de los cigarrillos te ayudan cuando tienes que concentrarte.
Es la excusa que suelen ofrecer los escritores, los artistas y los miembros de otras profesiones que requieren inspiración y mucha actividad cerebral, pero es eso: una excusa.

Entonces, cuando quieres concentrarte, ni lo piensas: enciendes un cigarrillo de una manera automática, te quitas parcialmente la molestia del monstruo, te dedicas al trabajo que tienes delante, y ni siquiera te das cuenta que estás fumando.
El tabaco no te ayuda a concentrarte: al contrario, te lo impide, porque con el tiempo es imposible aliviar completamente los síntomas del “mono” incluso mientras fumas. Siguiente paso: fumas más, y el problema crece.
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