Cuando dejas de fumar,
también gozas de haberte librado
también gozas de haberte librado
de esas siniestras sombras negras que merodean al fondo de tu mente.

Mientras seguimos siendo fumadores,
hay momentos en que las sombras salen a la superficie:
cuando vemos ese aviso en el paquete, al ver un artículo sobre el cáncer, durante las campañas antitabaco, cuando tosemos más de lo normal, cuando sentimos algún dolor en el pecho, cuando vemos una expresión de lástima en los ojos de algún hijo, o de algún pariente; hay momentos en que somos conscientes de lo mal que nos huele el aliento y los feos que tenemos los dientes cuando vamos al dentista, cuando besamos a alguien o simplemente cuando hablamos con un no fumador.
Nos sentimos avergonzados
y nos despreciamos a nosotros mismos por ser fumadores.

No te puedes imaginar lo maravilloso que es ser libre de las terribles sombras negras, y saber que ya no tienes que fumar nunca más.
""En los últimos capítulos he descrito las ventajas considerables de no fumar. Con el fin de presentar una argumentación objetiva y equilibrada, he decidido dar en el próximo capítulo una relación de las ventajas de ser fumador""
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