Aquí no me refiero sólo a las grandes tragedias de la vida, sino también a los momentos menores de estrés en las relaciones sociales, al contestar al teléfono, en la vida de un ama de casa, con niños pequeños ruidosos, etc.
Vamos a estudiar la llamada telefónica


Al principio prometí no utilizar táctica dramáticas
En el ejemplo que te voy a dar ahora, no quiero asustarte, simplemente quiero hacerte ver que el tabaco te destruye el valor ante las situaciones difíciles en lugar de aumentarlo.
Intenta imaginarte que

Yo oía historias de este tipo y pensaba que la gente que hacía esas cosas estaba loca. A veces deseaba que el médico me dijera a mí algo parecido; entonces, pensaba, lo dejaría. Pero yo era ya uno de esos locos, esperando cualquier día tener una hemorragia cerebral y perder, no sólo las piernas, sino la vida. Yo no me consideraba loco; era simplemente un “fumador empedernido”.
Esas personas no están locas
Es eso lo que te hace esta terrible droga. Conforme vas avanzando por la vida, te va quitando valor y coraje sistemáticamente. Cuanto más valor te quita, más te hace creer que está haciendo justamente lo contrario. Todos hemos oído hablar de esa sensación de pánico que invade a los fumadores cuando por la noche temen que se les acabe el tabaco. Es un temor que los no fumadores no sienten; es el cigarrillo el que lo produce. Con el paso del tiempo el tabaco no sólo te quita valor, también es un potente veneno que te destroza la salud. Cuando el fumador llega al punto en que el tabaco le está matando, cree que el cigarrillo le da valor para enfrentarse con el momento más dramático de su vida: es entonces cuando más lo necesita.
Métetelo en la cabeza
El cigarrillo no te alivia el estrés: poco a poco está restándote coraje, y uno de los mayores beneficios que recibes cuando lo dejas es el retorno de la confianza en ti mismo y la sensación de seguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario