9>>LAS SITUACIONES DE ESTRÉS






Aquí no me refiero sólo a las grandes tragedias de la vida, sino también a los momentos menores de estrés en las relaciones sociales, al contestar al teléfono, en la vida de un ama de casa, con niños pequeños ruidosos, etc.




Vamos a estudiar la llamada telefónica 
 Para la mayoría de las personas el teléfono es un instrumento que produce estrés, sobre todo para el hombre de negocios. Normalmente la llamada no es de un cliente satisfecho, ni del jefe que quiere felicitarle. Es más frecuente que sea algún tipo de agresión verbal, algún problema que ha surgido, o alguien que quiere que se le pague, cosas así. Cuando oye sonar el teléfono, el fumador instintivamente enciende un cigarrillo, si no está fumando ya. No sabe por qué lo hace, pero sabe que de alguna manera parece ayudarle.


Lo que ocurre es lo siguiente: sin darse cuenta de ello, nuestro fumador estaba ya padeciendo las molestias del “mono”, que es una forma de estrés. Al eliminar ese estrés antes de coger el teléfono, cree que reduce el estrés total, y el cigarrillo, por tanto, parece haber disminuido el estrés asociado con la llamada. Tal disminución del estrés es naturalmente, ilusoria, porque, aún mientras fuma ese cigarrillo, el fumador está bajo más tensión que un no fumador; cuanto más dependes de la droga, más te hace sufrir y menos alivio sientes cuando fumas.












Al principio prometí no utilizar táctica dramáticas


 En el ejemplo que te voy a dar ahora, no quiero asustarte, simplemente quiero hacerte ver que el tabaco te destruye el valor ante las situaciones difíciles en lugar de aumentarlo.


Intenta imaginarte que


 has llegado a un grado de envenenamiento tal que el médico te dice que te va a tener que amputar las piernas si no dejas de fumar. Intenta visualizar la vida sin piernas. Intenta imaginarte el estado mental de una persona que haya recibido ese aviso, y que luego siga fumando y pierda las piernas.


Yo oía historias de este tipo y pensaba que la gente que hacía esas cosas estaba loca. A veces deseaba que el médico me dijera a mí algo parecido; entonces, pensaba, lo dejaría. Pero yo era ya uno de esos locos, esperando cualquier día tener una hemorragia cerebral y perder, no sólo las piernas, sino la vida. Yo no me consideraba loco; era simplemente un “fumador empedernido”.


Esas personas no están locas


 Es eso lo que te hace esta terrible droga. Conforme vas avanzando por la vida, te va quitando valor y coraje sistemáticamente. Cuanto más valor te quita, más te hace creer que está haciendo justamente lo contrario. Todos hemos oído hablar de esa sensación de pánico que invade a los fumadores cuando por la noche temen que se les acabe el tabaco. Es un temor que los no fumadores no sienten; es el cigarrillo el que lo produce. Con el paso del tiempo el tabaco no sólo te quita valor, también es un potente veneno que te destroza la salud. Cuando el fumador llega al punto en que el tabaco le está matando, cree que el cigarrillo le da valor para enfrentarse con el momento más dramático de su vida: es entonces cuando más lo necesita.




Métetelo en la cabeza
 El cigarrillo no te alivia el estrés: poco a poco está restándote coraje, y uno de los mayores beneficios que recibes cuando lo dejas es el retorno de la confianza en ti mismo y la sensación de seguridad.






















Recomienda este Blog




Tell a Friend

No hay comentarios:

Has Avanzado en Tu Meta de Dejar de Fumar???