Más de diez millones de personas
han dejado de fumar en el Reino Unido
desde los años sesenta, debido a una Revolución Social.

Nos enrollamos con el tabaco sólo por la presión social de nuestros amigos. La única “ventaja” que tuvo el fumar era su gran aceptación social.
Hoy en día,
hasta los mismos fumadores
lo consideran un hábito antisocial.
Hace unos años, el hombre fuerte fumaba. Si no fumabas se te consideraba marica, y todos hicimos un gran esfuerzo para engancharnos. En todos los bares y salas de reunión la mayoría de los hombres inhalaba y expelía orgullosamente sus bocanadas de humo. Había una nube permanente de humo en el aire, y todos los techos que no repintaban con frecuencia se tornaban amarillentos.
Ahora es todo lo contrario. El hombre fuerte de hoy no necesita fumar, no tiene que depender de una droga.
Con esta revolución social,
todos los fumadores piensan seriamente en dejarlo,
y al que fuma se le considera una persona débil.
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